Nací en la calle Veintimilla de la ciudad Quito- Ecuador, un 31 de marzo en el año 1998. Tigre de tierra y Aries. Mi madre, un día antes de dar a luz bailaba en los escenarios El Sillón Rojo, obra dirigida por Terry Araujo. Provengo de una familia llena de artistas, mi abuelo pintor, mi padre actor, mi tío escultor y mi madre bailarina. Crecí en un ambiente que siempre me incitó a explorar el infinito universo del arte, expresar mis sentires mediante cualquier rama artística y reconocer mi cuerpo como una extensión de mi mente para plasmar cualquier idea creativa. Mis primeros años de vida estudié en el Colegio Pestalozzi, su método marcó grandemente mi manera de pensar, aprender, relacionarme con los otros seres e incluso mi forma de percibir el mundo. Se trata de una educación en la cual los niños descubren por sí mismos, aprenden por su propio interés y a su ritmo, ayudándoles a desarrollar su disciplina interior, libertad, juego y confianza. Desde pequeña el arte me cautivó. Mi experiencia escénica empezó a los 9 años con la obra “Totora” dirigida por Carolina Váscones. Durante este período, bailé en 3 obras, que produjeron una manera de empezar a reconocerme como danzante contemporánea y confirmaron mi pasión por la danza desde temprana edad. A lo largo de mis 24 años he indagado y transitado por muchas ramas del arte, suceso que viene desde un proceso personal de mirar hacia dentro, rebuscar inseguridades, cuestionamientos e incluso sentimientos que necesitan ser plasmados y proyectados en un espacio seguro que brindan las destrezas a las cuales he estado expuesta. En los últimos años, me he dedicado completamente al arte. He escrito, he tomado fotografías, he editado videos, he cantado, y he pintado. Estos actos me han ido transformando y formando mi cotidianidad. Sigo aprendiendo, cada experiencia es una sensación nueva, un nuevo territorio que me conduce a vivir viajando desde mi posibilidad de creación. Actualmente ""PINXAME"" un proyecto musical recién nacido yace en mis venas, cuerpo, mente y corazón 24/7. Junto con Rafaela Valarezo, exploramos la música desde el cuerpo y viceversa, nos hemos sumergido en el universo del pinxo para gestar un solido sonido y corporalidad en la escena, en la experiencia.